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San Nicolás · Arte y fe
Iglesia del Santo
Parroquia de San Nicolás
Escondido en las solitarias tierras de los Montes de Oca, hay un Santuario donde el peregrino jacobeo ha encontrado desde los tiempos de San Juan de Ortega una afectuosa acogida junto a momentos de descanso, recogimiento y oración.
Te damos la bienvenida y te invitamos a visitar la Iglesia del Santo. Este espacio que ahora visitas, ocupa el lugar donde originalmente, Juan construyó una capilla en honor de San Nicolás de Bari, y guardó las reliquias que trajo de Tierra Santa. A la muerte de Juan, su cuerpo fue inhumado en este mismo lugar y en el sepulcro de piedra que vas a encontrar.
“San Juan de Ortega construyó puentes, enderezó caminos e hizo transitables pasos difíciles y peligrosos del Camino de Santiago”
Te contaremos un poco de historia para conocer la figura de nuestro santo y ahondar en la profunda espiritualidad de este lugar. San Juan de Ortega nació en el año 1080 en Quintanaortuño, localidad situada al norte de la ciudad de Burgos. Discípulo y continuador de la obra de Santo Domingo de la Calzada, de quien toma ejemplo en su labor evangelizadora y con quien colabora en la tarea de mejorar el Camino de Santiago a su paso por las tierras riojanas y burgalesas. A la muerte de su maestro, Juan peregrina a Tierra Santa en el año 1112. A su regreso una violenta tempestad amenaza con hacer naufragar el barco en el que viaja, por lo que Juan se encomienda a San Nicolás de Bari, protector de los navegantes, prometiendo que si, por su intercesión, salva sus vidas levantará una capilla en su honor. Se retira a hacer penitencia al paraje de Ortega -de quien tomó el nombre-, situado en los inhóspitos Montes de Oca, y este fue el lugar que eligió para erigir una sencilla capilla, en cumplimiento de su promesa.
Nuestro santo se entrega a seguir el ejemplo de Cristo, dando a conocer su mensaje, ocupándose de las necesidades de los peregrinos y mejorando el trazado de la ruta Jacobea por estas tierras.
Su seguimiento y fidelidad al Señor pronto le dieron fama y los peregrinos comienzan a desviarse de la ruta natural para llegar a Ortega. Pronto se le une un grupo de personas en tan encomiable labor y se edifica junto a la capilla un pequeño albergue donde los caminantes pueden hospedarse. Juan organiza a sus seguidores en una comunidad de canónigos regulares bajo la Regla de San Agustín con el único propósito del amparo y servicio a los peregrinos que caminan a la tumba del Apóstol Santiago.
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”
San Mateo 25, 40
Juan fallece en Nájera, donde estaba de viaje, el 2 de junio de 1163, siendo trasladado a esta iglesia, que había dedicado a San Nicolás, donde fue enterrado. Su fama de santidad siguió creciendo y extendiéndose provocando la llegada de cada vez más peregrinos, que acuden a venerarlo ya como San Juan de Ortega. Su obra continuará creciendo gracias a sus seguidores, y dada la creciente afluencia de peregrinos y devotos se realizan numerosas ampliaciones que dan lugar al conjunto monástico que ahora visitas.
En el siglo XV, tras un periodo de decadencia, vuelve a renacer la vida monástica con la llegada en 1432 de la Orden de San Jerónimo que permanece aquí hasta la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX. Después de una larga y fecunda época atendiendo a los peregrinos y el culto del santuario los monjes tienen que abandonarlo. Hoy el monasterio está encomendado al Cabildo de la Catedral de Burgos.
La iglesia que ahora visitas, se levantó sobre la sencilla capilla que construyó San Juan por mandato de la Reina Isabel de Castilla, La Católica, que después de visitar la tumba del Santo pidiendo la gracia de concebir un heredero, fue madre del príncipe Juan. Es una amplia nave rectangular cubierta por tres bóvedas de crucería que se adornan con claves con el escudo del Santuario, además de otro mayor en la cabecera, con el escudo real que incluye la granada, por ello posterior al 1492. El espacio interior está dividido por una sobria reja realizada en 1547, tras ella se encuentra el ataúd de piedra sin labrar donde originariamente fue sepultado el Santo. Del mismo modo, en los muros laterales puedes contemplar un conjunto de pinturas del siglo XVII. Son escenas de los milagros que se realizaron por intercesión del Santo entre los devotos que visitaron su sepulcro.
Ahora puedes sentarte para contemplar con detenimiento el curioso retablo-relicario de estilo barroco y de mediados del siglo XVIII que preside la cabecera del templo. El conjunto es coronado por una pequeña talla de San Jerónimo, que porta en su mano una maqueta de un templo que simboliza su condición de doctor de la Iglesia, a sus pies un león con el que habitualmente se le representa.
Las calles laterales se abren y dejan ver en su interior numerosos relicarios de distintas épocas. Mientras que la calle central se adorna con dos bellos relieves, probablemente de fines del siglo XVI. En el relieve superior podemos contemplar una entrañable escena, la Virgen María sostiene entre sus brazos al Niño Jesús ante la atenta mirada de Santa Ana, madre de María y abuela de Jesús. Bajo él, descubrimos a nuestro San Juan de Ortega acompañado por San Nicolás de Bari con báculo y mitra de obispo, santo al que profesaba gran devoción y titular de esta capilla.
Y en la parte inferior del retablo, parece pasar desapercibido el mayor tesoro que podemos encontrar en este templo, la Presencia Eucarística del Señor en el Sagrario. Cristo vivo nos ha salvado y redimido, nos ha regalado gratuitamente la vida eterna y está siempre a nuestro lado.
“Sería un pecado no repartir mucho, siendo Dios que nos da tanto”
San Nicolás de Bari
Esperamos que tu visita haya sido grata. Antes de abandonar el templo siguiendo tu Camino, te invitamos a tener un rato de recogimiento y oración, a sentarte en silencio y meditar la vida de entrega de San Juan de Ortega o adorar al Señor en su presencia real frente al Sagrario.
Ponemos a tu disposición algunas oraciones y enlaces que quizás te puedan ayudar en estos momentos de interiorización. Del mismo modo, puedes profundizar en la vida de los Santos que componen el retablo gracias a los diversos enlaces del texto.
Oración a San Nicolás de Bari
San Nicolás de Bari, enséñanos a no mirarnos tanto a nosotros mismos y salir al mundo a dar ejemplo del Señor que entregó su vida para que todos tengamos vida abundante. Que pongamos nuestro tesoro en el cielo y sepamos dar a las cosas materiales solo el valor que tienen, efímeras y sin valor de eternidad. Y confiemos de tal modo en el Señor que le permitamos obrar signos y prodigios a través de nuestra pobre oración.
Oración al Espíritu Santo
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría: dame mirada y oído interior para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad: concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo, agua viva que lanza a la vida eterna: concédeme la gracia de llegar a contemplar el rostro del Padre en la vida y en la alegría sin fin. Amén.
Entra y navega por el templo.
Colabora con el Santuario
El templo es la casa de Dios y la nuestra. Colaboremos para mantenerlo digno.
Si deseas colaborar en la conservación del Santuario de San Juan de Ortega, realiza un donativo.
GRACIAS POR TU COLABORACIÓN
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(Caja Viva)